Ingredientes (4 personas):
– 500 gramos de calamar.
– Harina.
– 1 cucharada de café de Colorante alimentario
– 1 cucharada de café de levadura química.
– 2 claras de huevo.
– aceite de oliva suave, o de girasol.
– Sal.
Preparación:
En primer lugar es muy importante que el calamar sea de calidad. Yo uso lo que en el mercado llaman “Calamar nacional” (Loligo vulgaris). No utilices otras especies como la Pota, o Potón (Dosidicus Gigas) o la Canana (Todarodes Sagittatus), pues el sabor es muy distinto. Ni tampoco otras especies del género Loligo pues suelen tener las paredes del cuerpo muy finas y solo sabe a rebozado..
Los calamares más adecuados son los que la pieza pesa 1 kilo o más.
Limpiaremos bien el calamar y antes de nada lo secaremos bien. Uno de los secretos para que salgan bien es que no tengan humedad.
Tomaremos el tubo del calamar y lo cortaremos en rodajas de aproximadamente 1 centímetro y lo reservaremos sobre un papel de cocina para que sigan secándose.
Para preparar el rebozado batiremos las claras en un plato. En ese momento añado el colorante y la levadura.
Añadir harina lentamente hasta formar una masa muy ligera, con una densidad un poco mayor que la que puede tener un buen aceite de oliva.
Pasamos los calamares por la masa y en una sartén (o freidora) con abundante aceite previamente calentado ponemos a freír los calamares y les damos una vez la vuelta para que se frían por ambos lados. Cuando estén doraditos los retiramos.
Es conveniente no amontonarlos en la sartén, por lo que pondremos los que quepan sin tocarse.
Con la masa sobrante añadiéndole un poco de ajo picado, perejil y algo más de harina podemos hacer unos buñuelos.